Un maestro o una maestra se siente sumamente gratificado-a, cuando por algún motivo, se retrasa o tiene que faltar algún día y los niños-as le reciben con alegría y entusiasmo.
He podido comprobar hoy mismo, que al incorporarme al cole unas horas más tarde, por motivos personales, los alumnos de mi clase, han salido corriendo a saludarme, ante mi asombro, pués no esperaba tal recibimiento.
En ellos he visto tal alegría que compensa con creces todo el esfuerzo que se hace por ellos para su educación y formación.
¡GRACIAS CHICOS Y CHICAS!
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1 comentario:
La verdad es que coincido completamente con mi compañera. El trabajo de maestra, como la mayoría, tiene sus trabas y sinsabores, pero tiene una recompensa enorme: El cariño de tus alumnos y alumnas
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