martes, 25 de agosto de 2009

¡GRACIAS ANDREA!

El pasado, 19 de Agosto, despedimos a nuestra gran amiga y compañera Andrea.
Todos los que te conocimos y compartimos contigo tantos momentos sabemos de tu gran valentía ante la adversidad, pero para los que no te conocieron queremos darle la posibilidad de conocerte un poquito a través de este carta.


¡ Querida amiga y compañera!
Cuando llegastes a nuestro cole,El Rosalía, procedente del Julio Cortázar, apenas nadie te conocíamos, ya venias marcada por la enfermadad, lo supimos porque tu con simpatía y salero nos lo contabas, pero viéndote y oyendote, no se podía pensar que tu enfermadad acabaría contigo.

¡Qué pronto te ganastes nuestra simpatía y cariño!

Creo que en vida todos fuimos cómplices de esa amistad, y no has tenido que morir para que sintieras nuestro cariño, como nosotros el tuyo.

Hoy te queremos dar las gracias.

GRACIAS Andrea, por esa fuerza, esa ilusión, esa constancia, esa entrega, esa alegría......esa FÉ.

Has tenido que morir, como todos algún día, pero tú lo has hecho con valentía, con fuerza interior, a pesar de tu gran debilidad y agotamiento fisico.

Años de lucha contra un cáncer, y tú animando a todos los que nos acercàbamos a tí.

GRACIAS Andrea, por los años compartidos contigo, por todo lo que de tí hemos aprendido. Has sido una buena maestra para alumnos y compañeros, sin proponertelo, sin intentar dar lecciones a nadie, sólo actuando, con tu espontaneidad y sencillez.

GRACIAS Andrea por haberte conocido.

Allí en ese Lugar reservado para los que confían y no desesperan, Allí donde tú seguro estás, Allí donde ya tu cuerpo se ha liberado del dolor, Allí, espéranos Andrea.

Recibe nuestra oración y cariño y tú sigue enviándonos desde Allí, desde ese Reservado Lugar, EL CIELO, para los que somos creyentes, TU APOYO, TU FORTALEZA, TU FÉ Y TU ALEGRÍA.

¡Muchas Gracias Andrea!

3 comentarios:

ELIZA dijo...

No tuve ocasión de trabajar contigo ni de conocerte muy a fondo, pero fui testigo en contados momentos de esa fuerza y valentía ante la vida que sorprendía y aleccionaba, de algún modo, a los que estaban cerca.

¡Hasta siempre!

Esther dijo...

Fuiste la primera profesora que tuvo mi hija Celia, cuando entro en el cole allá por el año 1.998, en ese año ya le librabas una batalla a la enfermedad, la cual ganaste con una gran sonrisa. Durante ese curso no impartiste clases, pero eso no te impidió pasar de vez en cuando por el aula para ver a "tus niñ@s".

¡Gracias! No te olvidaremos.

Pepe dijo...

Vaya ejemplo, si me estás leyendo, qué pienso que sí. Te has ido con la dignidad con la que has llevado esa carga a lo largo de todos los años que hemos compartido patios, desayunos, reuniones...

Estés donde estés, que sepas que estoy muy orgulloso de haberte conocido. Y que vives con nosotros.

Echo de menos tus chistes, amiga.