viernes, 28 de enero de 2011

NUESTRO CONSERJE

Lleva en el mundo laboral desde la infancia, como la mayoría de abuelos de hoy día. Con más de 40 años trabajados en distintos oficios, se nos jubila; es un rostro conocido y entrañable en nuestra comunidad educativa, conoce como nadie el Rosalía de Castro y su trayectoria. Bajo estas líneas, nos cuenta cómo la vida le llevó hasta esta profesión que considera le ha enriquecido como persona.

Sebas ¿es verdad que te jubilas?
Sí.

¿Con cuántos años empezaste a trabajar?
Con 14 años, como consta en mi vida laboral, desde el 10 de octubre de 1964, esto sin mencionar todo lo que hice antes de esa edad, como vender churros…

Antes de ser conserje, ¿realizaste alguna otra profesión?
Sí. Trabajé como matricero ajustador, desde los 14 hasta los 28 años, empecé como aprendiz y terminé por aprender una profesión.

¿Por qué decidiste cambiar de profesión?
Por causas del destino. La fábrica cerró, estuve en el paro…, después del 78 al 80 trabajé como autónomo, realizando actividades de albañilería…hice aceras, muuuchas aceras.

¿Y qué pasó después?
Al final de 1980 me presenté a unas plazas de mantenimiento convocadas por el Ayuntamiento de Getafe, fui superando las pruebas, hasta quedar entre los cinco seleccionados para las cinco plazas convocadas.

Entonces, ¿No empezaste como conserje en el Ayuntamiento?
No. El 23 de junio de 1981 firmé el contrato con el Ayuntamiento, pero hasta octubre del 84 trabajé en el mantenimiento de colegios.

¿Cuántos años llevas de conserje?
27 años, desde octubre de 1984.

¿Y de conserje en el Rosalía?
Desde septiembre del 86, unos 25 años.

Así que hasta el día de hoy ¿Has sido el único conserje del Rosalía?
Bueno, realmente hubo un conserje provisional cuando se abrió el cole, durante dos o tres meses.

De pequeño ¿soñabas con ser conserje?
No, jamás se me pasó por la cabeza.


¿Te arrepientes de haber elegido esta profesión?
No, en absoluto.

Nombra algún aspecto positivo de tu profesión, lo que más te ha gustado de ella.
El trato con la gente, lo que se aprende y te aportan las personas.
También destacaría lo bonito de ver la evolución de los niños, cómo crecen y lo emocionante de encontrar por el mundo hombres y mujeres que fueron alumnos y alumnas de nuestro cole.


¿Y lo que menos?
La dependencia que se crea y más aún viviendo en el centro, es como si tuvieras que estar disponible las 24 horas los 365 días del año.

Supongo que en tantos años de profesión habrás vivido muchas anécdotas, pasado por épocas diferentes y habrás conocido a mucha gente. Así pues, para tus recuerdos…
…una anécdota
Recién abierto el cole, sin teléfono y sin timbre, el equipo directivo me compró un silbato para que lo tocara al inicio y final del recreo, por todo el patio mientras recogía a los niños…nunca llegué a hacerlo…ofrecí mi colaboración para lo que fuese, pero lo del pito …eso no.

Un nombre.
Amado .

Una época dorada.
Del 86 al 97.

Sebas, ¿Nos echarás de menos?
Con toda seguridad.